Me han dicho que tengo cataratas, y ¿ahora qué?
Las cataratas son una de las patologías más frecuentes que en nuestra sociedad causan pérdida de visión, sobre todo por encima de los 65 años, aunque también hay numerosos pacientes que lo presentan mucho antes de esa edad. La catarata consiste en una opacidad parcial de la lente que tenemos dentro del ojo, el cristalino, que cuando somos jóvenes nos dota de la capacidad de cambiar el enfoque de lejos a cerca.
Esa opacidad es un proceso natural del envejecimiento de los tejidos del cuerpo y no es en sí misma una condición patológica más que por la limitación visual que produce (es decir, no se debe a una enfermedad añadida del ojo).
El momento adecuado para operarse de cataratas es variable según pacientes y suele estar determinado por dos hechos: que la visión del paciente no sea adecuada para llevar a cabo su vida habitual (lo que será diferente dependiendo de las características del paciente) y que la catarata no tenga una dureza o cualidades tales que hagan peligrar el ojo en caso de no operarse.
El tratamiento de las cataratas es quirúrgico pues no disponemos de medicamentos que impidan eficazmente la aparición o la progresión de las cataratas y mucho menos que logren su remisión. La cirugía de cataratas es una de las cirugías más frecuentes en el mundo y está muy desarrollada. En ella empleamos diferentes medios tecnológicos que pueden incluir la asistencia por láser y ultrasonidos para determinados pasos quirúrgicos. En dicha cirugía el objetivo es eliminar esa lente opaca, ese cristalino envejecido (la catarata) y en su lugar implantar una lente intraocular que la sustituya.
En los últimos años ha habido grandes avances en el desarrollo de lentes intraoculares. A día de hoy estamos en condiciones de corregir casi cualquier defecto de graduación preexistente (como miopía, hipermetropía, astigmatismo y presbicia o “vista cansada”), dejando al paciente que operamos de cataratas libre totalmente de gafas o con muy poca dependencia de ellas (solo para leer letra muy pequeña, o para conducir de noche, por ejemplo). No todos los pacientes son candidatos idóneos para este tipo de lentes. Es importante consultar a un oftalmólogo con experiencia en cirugía de cataratas y en todo tipo de lentes intraoculares (multifocales, acomodativas, difractivas, bifocales, trifocales, tóricas, monofocales…) que ayudará a indicar cuál es la lente que mejor se ciñe a cada caso particular.
La cirugía de cataratas suele llevarse a cabo en régimen ambulante (sin permanencia en hospital después de ser operado), con anestesia tópica (en gotas, sin tener que pinchar alrededor del ojo) y dependiendo de los casos concretos, pueden incluso operarse de cataratas los dos ojos el mismo día, uno a continuación del otro.
Si bien es una cirugía cómoda y con un postoperatorio llevadero, no debe perderse de vista que se trata de una operación seria, en la que cambiamos por dentro parte de la estructura del ojo y que como toda operación está sujeta a un riesgo de complicaciones, que si bien es pequeño, debe ser tenido cuidadosamente en cuenta y entenderlo bien antes de someterse a la cirugía.